Título: El temor de un hombre sabio - Crónica del Asesino de Reyes: segundo día
Título original: The Wise Man's Fear. The Kingkiller Chronicle: Day Two
Autor: Patrick Rothfuss
Género: Fantasía heroica
Año de publicación original: 2011
Fecha de esta edición: 2011
Editorial: Plaza&Janés
Fecha de esta edición: 2011
Editorial: Plaza&Janés
1197 páginas
Sinopsis de la contraportada
El hombre había desaparecido. El mito no. Músico, mendigo, ladrón, estudiante, mago, trotamundos, héroe y asesino, Kvothe había borrado su rastro. Y ni siquiera ahora que le han encontrado, ni siquiera ahora que las tinieblas invaden los rincones del mundo, está dispuesto a regresar.Pero su historia prosigue, la aventura continúa, y Kvothe seguirá contándola para revelar la verdad tras la leyenda.
"Recuerda que todo hombre sabio teme tres cosas: la tormenta en el mar, la noche sin luna y la ira de un hombre amable"
¡Qué ganas tenía de hablaros de este libro! Llevaba desde hace tiempo
queriendo leerlo, y en uno de mis últimos periodos vacacionales como
estudiante de instituto lo conseguí. ¡Da gusto leer tantas páginas
seguidas -ya habéis visto la ficha, más de mil- si la historia que se
presenta es así! Como pudisteis ver un año atrás, El nombre del viento me gustó mucho, pero, al contrario de lo que opinan algunos amigos con los que he comentado esta novela... ¡El temor de un hombre sabio me ha gustado aún más!
Más adelante os contaré por qué, antes, os dejo con el book-trailer:
El temor de un hombre sabio es el segundo día que utiliza Kvothe (conocido, entre varios epítetos, como "El Asesino de Reyes") para contar su verdadera vida, explicar qué es real y qué es ficción en las historias que se cuentan sobre él.
Si El nombre del viento se centró en la infancia del protagonista, su supervivencia y su llegada a la Universidad donde siempre quiso estudiar, esta novela nos revela una nueva etapa: por fin es un estudiante más o menos asentado (pues sigue pasando penurias para conseguir el dinero que le permite continuar sus estudios) en el centro académico y tiene cierta fama entre los músicos. Sin embargo, las circunstancias hacen que en esta historia no falten viajes a tierras lejanas,
el conocimiento de los entresijos de una Corte, el emprender una misión
con final inesperado, el aprendizaje de otras costumbres...
La prosa de Rothfuss no cambia, y si lo hace, es para mejorar. Como ya pasó anteriormente, los lectores nos encontramos con algunos capítulos escritos en pasado y tercera persona; la inmensa mayoría de ellos, no obstante, están escritos en el mismo tiempo pero en primera persona, ya que los narra Kvothe desde su punto de vista.
De nuevo, la historia gira en torno a él. ¡La de cosas que le ocurren! Y, aunque unas veces consigue salir bien parado, hay otras en las que su situación no es nada favorable, lo cual lo convierte, en un personaje creíble: es cierto que, como dicen algunos, a veces parece que puede hacerlo todo (sin embargo, ya quedó bastante claro que era un joven con bastantes aptitudes), pero en más de una ocasión demuestra que las cosas le pueden salir mal y meter la pata hasta el fondo...
Como
la novela se centra tantísimo en este personaje, los demás no pueden
tener un protagonismo algo mayor, ya que solo tenemos acceso a los
pensamientos de Kvothe como mucho, pero esto no es un problema: el plantel de secundarios está muy bien elaborado. Para empezar, me adhiero a los que tienen la opinión de que los
amigos del protagonista podrían existir de verdad, ya que actúan de la
manera en que lo harían los buenos amigos, con una cercanía y una...
preocupación muy real. Hay quien ya lo decía desde El nombre del viento, pero yo lo he visto con claridad en la presente novela. El resto de personajes, cada uno con sus características propias e interesantes de observar, también resultan "sólidos", son verosímiles. Hay muchos, pero destacaré a Auri (que siempre me ha parecido un encanto, pero aquí más), Elodin (el excéntrico profesor tiene sus momentos, jejeje), Devi (algo de su pasado salepor fin a la luz), Denna (vuelve a tener unos cuantos encuentros con el joven pelirrojo), el maer Alveron (y sus cambios de humor), los mercenarios (y
sus relaciones, difíciles en más de una ocasión)... hay muchos otros
más, pero mejor que los conozcáis por vuestra cuenta, porque merece la
pena. Destaco dos seres extraordinarios que, a pesar de no aparecer durante muchos capítulos, permanecen en la mente de los lectores por su peculiaridad.
Me ha gustado especialmente que este libro expanda el mundo fantástico creado por Patrick Rothfuss: ofrece nuevos detalles sobre este, presenta al lector enclaves no vistos hasta el momento (como mucho, en el mapa que aparece al principio de cada libro, y ni siquiera este muestra todo lo que puede haber), explora zonas inusuales y cuenta historias legendarias (misteriosas y cautivadoras) que pueden ser algo más que viejas leyendas sobre los Cuatro Rincones de la Civilización. Parte del encanto de este libro reside, también, en que sea un relato que engloba a otros, como habréis podido suponer, y en la compleja elaboración de costumbres y creencias para quienes habitan en zonas alejadas de la llamada "civilización". Lo referente a esto último me pareció de especial interés: según el punto de vista, unos pueblos parecen más atrasados que otros... pues depende de la cultura que mire.
Las situaciones que avanzan junto a la trama principal tampoco tienen desperdicio,
ya se relacionen con el ámbito musical en el que se mueve Kvothe, el
académico (y el extra-académico, ya que hay alguna que otra escena en la
que intervienen personajes universitarios fuera del centro, donde se
desarrolla una palpitante operación)... mediante la narración de sus
vivencias, se ofrece al lector varias perlas de conocimiento, las cuales nunca vienen mal y, además, no se puede negar que lleven razón.
El ritmo de El temor de un hombre sabio es pausado pero muy fluido, de manera que, al menos en mi caso, no me aburrió ni un solo momento: todo avanza tranquilamente pero con seguridad, a la velocidad adecuada, sin que sobre ni falte nada. Hay situaciones memorables con las que disfruté mucho, como un duelo de simpatía (la "magia científica" de esta saga) que es muy poco espectacular pero, para compensar, es muy emocionante
(y por eso la recuerdo de esta forma tan positiva, es una escena muy
bien conseguida); o el avance en la relación entre Kvothe y Denna, pues
por fin se dicen un par de cosas que estaba deseando que se dijeran...
Las situaciones que se dan en la Corte del maer Alveron también
mantienen el interés, ya que son muy variopintas, así como los detalles
que van convirtiendo poco a poco a Kvothe en leyenda. Hablando de detalles, hay veces que Kvothe se guarda algunos para sí quitándoles importancia, aunque sean recordados por el colectivo como extraordinarios. Si se permite hacer esos cambios... ¿qué más nos puede haber ocultado?
A la larga, el lector puede observar con perspectiva cómo ha cambiado Kvothe al combinar los capítulos situados en el presente, cuando interrumpe temporalmente la narración de su historia, y los de su pasado,
contados por él. ¿Qué le ha ocurridoa aquel que fue un joven con tantos
recursos? Su aprendiz Bast tiene sus propios planes y métodos para que
vuelva a ser quien era, como reveló anteriormente, ya veremos si surten
efecto.
En conclusión, El temor de un hombre sabio es una novela muy larga que da gusto leer y asegura varios días de placer lector. Haciendo cuentas, deja más interrogantes en el aire que respuestas, pero eso solo consigue que tengamos más ganas de hacernos con la tercera y última parte de la Crónica del Asesino de Reyes,
a la cual le falta aún un tiempo para salir a la venta... Sin embargo,
las historias situadas en este rico mundo creador por Patrick están
lejos de acabar, ya que el autor confirmó que escribiría más relatos
situados en los Cuatro Rincones de la Civilización. ¡Qué ganas tengo de
leerlas! Pero, antes, habrá que finalizar la aventura de Kvothe y
conocer con detalle los sucesos que lo llevaron a ocultarse del resto
del mundo, ¡solo queda un tercio de su vida por conocer y ya le ha
llegado el turno de revelarse! ¡Ya queda menos!
¡Saludos! ;)