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viernes, 31 de enero de 2014

Mundos en expansión


Título: Mundos en expansión
Título original: Worlds Enough and Time
Autor: Joe Haldeman
Género: Ciencia ficción
Año de publicación original: 1999
 Fecha de esta edición: 2012
Editorial: La Factoría de Ideas
ISBN: 978-84-9800-795-4
316 páginas

Sinopsis de la contraportada
Diez mil valientes colonos se lanzan en pos de las estrellas, dejando atrás un hogar en ruinas. Entre ellos está Marianne O’Hara, que sobrevivió al bautismo de fuego de un cataclismo y resurgió como la última esperanza de una raza condenada. Sin embargo, la locura, las muertes misteriosas y un sabotaje irreversible amenazan la misión y lanzan a la Nuevo Hogar, la nave estelar destrozada, hacia un futuro imposible de imaginar… y a la intrépida Marianne hacia una confrontación increíble que puede significar la abrupta interrupción del último renacimiento de la humanidad.

Máquina: El proceso será mucho más fácil si cooperas. ¿Por qué quieres abandonar la Tierra?
O'Hara: La Tierra ya no existe, al menos la Tierra que yo conocí (…). No hay nada que abandonar.
Máquina: Si te dieran la oportunidad de volver a la Tierra en lugar de marcharte en esta nave, ¿irías?”

Las últimas partes de los escritos de Haldeman tardan en llegar a España; pero, cuando llegan, dan de qué hablar. Estoy haciendo una leve referencia a La libertad interminable, secuela, también autoconclusiva, de la genial La Guerra Interminable, y a esta novela, que también tardó lo suyo. En la vieja edición de Mundos aparte (Mundos distantes en la edición relativamente reciente de La Factoría de Ideas) ya se advertía que ese libro formaba parte de la Trilogía de los Mundos, pero se hizo esperar en el mercado español... ¡unos trece años! Afortunadamente, yo me sumergí un poco tarde en la lectura de estos relatos; por lo que, cuando le tocó el turno a este, ya había salido en España. El problema fue encontrar el momento (y la liquidez) para hacerme con él (hasta mi emocionante aventura en Madrid en verano del año pasado no llegó esa ocasión). Pero no me arrepiento; de otro modo, podría no haber tenido la madurez suficiente para que la historia me pareciera lo que me ha parecido. Como todo ha ido como tenía que ir, creo que este podría ser un pequeño e interesante análisis, y se podrían hacer algunas comparaciones curiosas con la citada La libertad interminable, otro cierre de saga. Vamos a ver...

Cuando empecé Mundos en expansión, tuve la impresión de que conocía las líneas generales de esta historia. Esto se debía a que, en el final de Mundos aparte (o Mundos distantes, como prefiráis), se contaba a grandes rasgos lo que ocurría después de acabar el argumento principal de la novela. Esto no supone un problema, ya que esta trama contiene los suficientes elementos propios como para considerarse casi completamente original. Así que no vais a revelaros nada serio de esta novela si leéis la anterior.
Es más, creo que Mundos en expansión es lo suficientemente completa como para valerse por sí misma y que se podría leer con independencia de las dos anteriores; contiene suficientes explicaciones de los hechos sucedidos anteriormente, de manera que uno no se pierde en las referencias a ellos. Eso sí, quien haya leído Mundos y Mundos aparte disfrutará más de este tercer tomo, considerado por algunos como «innecesario». A mí me enganchó y tampoco me ha parecido una mala novela, aunque discrepo en cómo están llevados algunos pasajes.
La mayor parte de esta novela transcurre dentro de una nave espacial habitada por seres humanos. El destino: un planeta habitable que ocupar que asegure la supervivencia de la especie humana (que podría extinguirse de un momento a otro, como demuestran los sucesos de los libros anteriores).
Sin embargo, durante ese larguísimo viaje (décadas, muchas décadas) no faltan los problemas: efectos derivados de alejarse tanto del planeta madre, conflictos políticos, convivencia con la generación nacida en la astronave... y algunos problemillas más. Sin contar las sorpresas que podrían aguardar en el lugar de destino.

Debo destacar que el modo de narrar es curioso: mezcla partes relatadas en primera persona por la protagonista, Marianne O'Hara, con otras en tercera persona o desde el punto de vista de Primera, la versión «digital»de Marianne.
En cuanto al ritmo, no decae. Sin embargo, tampoco es frenético, precisamente. Podría decirse que es constante, lo suficiente para hacer de Mundos en expansión una novela entretenida con momentos especialmente interesantes. Ni «subidones», ni grandes «bajones». Al menos, hasta llegar al final, pero eso lo trataré más adelante.
En general, cada parte en la que se divide el libro se centra en un gran problema que sufren los viajeros. Algunos, como el de carácter político, me resultó realmente interesante (lamentablemente, es uno de los primeros). Otros, sin más, son entretenidos.

En cuanto a los personajes, la protagonista absoluta es la intrépida Marianne O'Hara, a quien vemos madurar todavía más. Comparte vivencias (nos describe con claridad la sociedad creada en la nave) junto a sus compañeros, maridos y mujer... Los cuales pasan por momentos realmente difíciles, incluso trágicos.
No me quejo de las prácticas sexuales que mantiene O'Hara con la gente de su entorno (al contrario, está bien ver algo así y una organización matrimonial innovadora -o eso creo-) pero, en ocasiones, me ha dado la impresión de que se le daba una importancia superior a este tema antes que a la trama en sí, que, en comparación, a veces parecía menos elaborada.

Y eso nos lleva al final de la novela, en lo que ocurre lo mismo que pasó en La libertad interminable: un tema con enormes repercusiones que podría haberse tratado durante media novela, o que podría haber ocupado toda sin ningún problema, tiene un único capítulo de protagonismo. Si fuera algo de poco peso, no habría de qué alarmarse. Pero se trata de una cosa que afecta a todo el universo literario de la Trilogía de los Mundos, y me apena que no se trate con toda la profundidad que debería. Sí que se le dedican bastantes páginas (hum, es un capítulo largo), pero es un final extraño que deja un equivalente sabor de boca. Da la impresión de que deberían haberle dedicado mucho más tiempo.

En conclusión, Mundos en expansión es una novela entretenida que me mantuvo enganchado (sinceramente, la acabé bastante rápido), pero tampoco me apasionó. Personalmente, flojea en el mismo punto que La libertad interminable: trastoca el «canon» de los libros anteriores al ofrecer un final arriesgado y muy poco aprovechado.

¡He vuelto! ¡Pronto, más! ¡Saludos! :D
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